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Soluciones a la crisis democrática que vive España.

bandera españa

¿Es España un país democrático?

Han pasado más de 40 años desde que el General Francisco Franco muriese tranquilamente en su cama el 20 de noviembre de 1975.  Sin embargo, parece que su sombra sigue proyectándose todavía en España a juzgar por la crisis democrática que se vive en Cataluña casi medio siglo después. La respuesta, cada vez cobra más peso y apunta a la penosa gestión de los políticos españoles.

Aunque España cumple con todos los requisitos democráticos en su Constitución y las Instituciones que dependen de ella, en realidad, la democracia española es sólo un papel mojado.

La principal razón por la cual España no es un país democrático se encuentra precisamente en el incumplimiento de los requisitos fundamentales de los derechos humanos.

La principal obligación de un país democrático es la de reconocer la verdad sobre los crímenes cometidos durante el pasado, pedir perdón y restaurar la dignidad de las víctimas.

En España todavía sigue abierta la herida de una guerra civil, de la cual todavía no se han reparado los daños. Los responsables del golpe de Estado de 1936, nunca pidieron perdón y una vez instaurada la democracia los gobiernos que han pasado por ella han postergado una y otra vez la más que justificada tarea de exhumar los fallecidos de los ambos lados del conflicto y devolver los cuerpos a sus familias.

¿Por qué abrir heridas antiguas?

La pregunta de ¿Por qué abrir heridas antiguas? parece una pregunta retórica, aunque lo cierto es que siguen haciéndosela muchos españoles. Y es posible que ahora más que nuca es necesario abrir esta herida infectada precisamente por haberse cerrado llena de odio y resentimiento de un bando hacia el otro y que inevitablemente con el tiempo ha ido contaminando poco a poco a la joven democracia española.

Cuando se salta el primer paso en la creación de un país democrático, y me refiero a la reparación del daño cometido durante un régimen autoritario, los efectos acaban por contaminar a la democracia y sus efectos no tardan en hacerse visibles en la sociedad.

La falta de respecto continúo contra las victimas de guerra acaba por contaminar y acaba poniendo en riesgo las leyes creadas precisamente para proteger la democracia. Se incumplen las leyes, se instaura la corrupción en los partidos políticos, luego en las instituciones, y finalmente la sociedad se contamina.

La democracia no es estática del mismo modo que tampoco los son sus acuerdos y leyes que la sustentan. La democracia está viva y por lo tanto, también se corrompe especialmente cuando no se respeta la verdad y los derechos humanos fundamentales.

Cuando la democracia está contaminada, acaba por enfermarse y entonces es muy fácil lanzar falsas acusaciones y la propaganda embrutece a uno y otro bando de la sociedad. Y es entonces precisamente cuando resulta más fácil difundir ideas antidemocráticas y crear movimientos contra las leyes establecidas mientras se lanza al pueblo radicalizado a la calle enarbolando banderas que simbolizan una ideología que hasta el momento sólo recibe el apoyo de grupos extremos de Europa.

Soluciones a la crisis democrática

Cuando se llega a este punto, es quizás el momento de buscar una solución que sin duda alguna pasa por curar primero la crisis de la democracia española y por ello se debería empezar por exhumar y devolver los cuerpos de uno y otro bando a sus familiares.

El siguiente paso debería ser la unión de todas fuerzas políticas de España para crear una comisión internacional y permitir una investigación en profundidad del pasado.

El tercer paso, pasa por exigir también a los culpables (si es que viven todavía) que pidan perdón por sus crímenes cometidos contra el pueblo.

Solamente después de estos primeros pasos España puede empezar a construir una democracia de verdad y tumbar la sombra del régimen fascista para siempre. Quizás, lo que sucede hoy en España, no es más que es la prueba de fuego para que los ciudadanos de este país de una vez por todas entierren su hacha de guerra y empiecen a caminar juntos hacia una sana democracia.

 

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